miércoles, 6 de mayo de 2009

Nunca envíes a un humano a hacer el trabajo de una máquina.

Os diré y contaré que la inexactitud inherente en todo ser humano caracteriza la perfección de nuestra raza. Sin ir más lejos, la retórica anterior ha sido tan pedante y espectacular que una máquina quedaría anonadado por ella, ya que he dicho mucho y a la vez nada. Por desgracia, nadie presta atención a la inexactitud. Yo estoy enamorado de ella.

El robot lo expresaría de la siguiente forma: se requiere inferioridad para maximizar el logro. Dicho de otra forma, como humano que soy, la excesiva especialización supone el fracaso.

Os digo y cuento esto por dos razones. Una, me encanta el personaje de Agente Smith de la película "The Matrix". Dos, sé tan poco y he leído tan poco a lo largo de mi vida que estoy orgulloso de poder sonreír satisfecho de no quedar en ridículo alrededor de eruditos pomposos que alardeaban de conocimiento con falsa modestia digna de cuan político echando flores sobre su nombre.
Es muy fácil impresionar a la masa humana pseudo pensante con cuatro palabras bien colocadas en el momento idóneo, y me sorprende que hasta el político más avezado en la materia sea incapaz de no resultar aburrido ante su circo televisivo.

Jamás he leído premisas fundamentales para el éxito porque, diablos, ¿qué es el éxito? ¿Y qué es, en consecuencia, la oratoria o la labia?, ¿saber convencer?, ¿decir mentiras y que la gente se las crea?. No, por favor, yo digo que no. Digo y cuento que no.

Esto no lo saco de ningún libro ni poema de algún poeta bohemio llorón de la Generación del 98 - siempre me ha resultado terriblemente victimista la poesía (eso de juntar palabras para que rimen es pura estética vacía, "mirad que bonito soy" y qué asco me das, pelele) - esto lo saco de MÍ. Porque no hay mayor engaño que creer que por poseer todo el conocimiento de nuestra raza se sabe algo. No, el saber, el poder, no te lo otorga haber leído mucha Literatura, no haber tragado muchos versos de Machado ni haber llorado con comedias románticas. Tampoco te lo da el graduarte en la universidad y ser el mejor de tu promoción de snobs mal paridos que sólo saben hablar de su compasión por la clase media. No te lo da el hablar mucho en clase, y mucho menos lamer el culo del jefe con tu impresionante currículum, ¿y sabéis por qué? PORQUE ESO OS CONVIERTE EN NORMALES.

El poder te lo da el tomar la iniciativa por tu cuenta, mirar por encima de los demás y decir: "no, no lo he leído, me aburre", y sonreír con ese descaro que hará que los continentes se desplomen bajo tus pies, extravagente hijo de puta, tú estás por encima de toda esa parafernalia de lo políticamente correcto. Tú no eres normal, no eres lo recto, lo justo, lo obediente, lo que "debería hacerse", lo que "debería leerse". No has ganado premios, títulos, no tocas 101 instrumentos de ocio pos congratulamiento. No aparentas modestia, no destilas orgullo, no comes de los demás ni te dan de comer. Eres raro, feo, extraño, ajeno, muchos partidos y repartidos dicen quererte, pocos saben escucharte y ninguno sabe leer tu mente.

Presume de ignorancia ducha, sus puños son su lengua y su cejas. Sus ojos le dictan y su prudencia le susurra.

ERES ÚNICO, porque haces el trabajo que cualquier máquina jamás haría.

Agente Smith era único. Era una máquina que quería ser imperfecto, quería ser, en definitiva, humano.

Yo, por el contrario, no quiero ser humano. No me sigáis, sólo observadme... y odiadme.

Cristian ha dicho.

2 comentarios:

  1. al leer esto he recordado a las personas que dícen que en busca del tiempo perdido, de proust, es impresionante. Eso si, ninguno ha conseguido terminarlo XD
    Hipocresía pura y dura...
    Me ha gustao!

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  2. Yo intenté ver el Padrino y me aburrí a mitad de la primera película, era un coñazo.

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